martes, 27 de enero de 2009

DESILUSION

Voltee la mirada y sentí un nudo en la garganta, algo inexplicable que no me dejaba respirar por un instante, viéndolos de la mano acercarse cada vez más hacia el grupo donde estaba yo, pero siempre evitando miradas de su parte, me sentí el más idiota del universo al verla tan alegre y pensativa junto a él, al ver a esa chica que en la madrugada de ese mismo día fue mía.

Todos me decían con la mirada: “te lo dije”, yo estaba con ganas de llorar allí mismo, pero sabia que no debía hacerlo, quise aparentar indiferencia, pero lo hice tan mal que contrastó con su actitud de no tener sangre en la cara y vivir el momento como fue que me dijo cinco noches atrás.

Todo reinicio el sábado, luego de tomar algo de vino con unos amigos, ella muy alegre conmigo desde que volvió a la facultad, compartíamos risas, todo parecía perfecto luego de su ruptura. Me preguntaba de lo tan rápido que me volví a enamorar de ella, luego de jurarme a mi mismo que la había olvidado, tan rápido como su ruptura conmigo el año pasado.

Corrí velozmente, como una gacela tras su presa, solo que antagónicamente quería liberarme de una persona. Tenemos que hablar le dije- me preguntó que me pasaba, y en ese instante gracias al sentimiento que me trajo aquella alma perdida llena de inseguridad, gracias a aquel sentimiento que creí haber olvidado, le dije-debemos terminar, le di explicaciones absurdas pues un día anterior todo era normal con ella, con la chica que me hizo renacer.

La dejé ir y entonces me sentí liberado, lleno de alegría por haber encontrado el pasado y hacerlo mejor en este presente que me hinchaba de felicidad junto a la persona que amaba. Ella me esperaba ansiosa agazapada en la banca de la entrada de la universidad, estaba feliz de ver mi rostro sin ningún peso encima, liberado por ejecutar lo planeado.

Pero todos esos recuerdos felices y justificados por el gran sentimiento que sentía fueron odiados en ese momento en que la vi con él, cuando ahora en vez de una mirada era la voz de mi amigo quien me dijo, lo vez, no valió la pena, te lo dije, no le pude decir nada concreto, solo…”está bien”.

Ahora y antes recuerdo sus palabras tan dulces, que me prometían el edén con sus besos, con sus ganas de renovar una vida de tristeza, pero que al final era de su agrado, con sus caricias y celos que me hacían sentir importante y amado, con sus manos que rozaban mi cuello y mis piernas llegando a emocionarme tanto que olvidaba donde estaba, algo parecido sucedió aquella madrugada en su morada.

Ahora frente a una caja iluminada, escribo una de las tantas cosas que me han sucedido, solo por cometer el único error de amar tanto, aun la amo pero estoy decidido a olvidarla, no se olvida tan pronto, pero con la suma de malas experiencias es más fácil.










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